En menos de un año he padecido tres muertes a cual más dolorosa, el primero en irse fue el amigo del alma, Arcendo, siete meses después mi sobrina carnal Elisa y ahora mi sobrina nieta Goretti...,tengo el corazón en carne viva, pero no quiero que el dolor cese ni apartarlo de mi. Si duele es que aún estoy viva, mi corazón de carne, el mismo corazón con el que amo a Dios y a los hermanos, sigue vibrando con latidos de amor y dolor; quiero que así continúe hasta que la mano amorosa de mi Padre determine pararlo y deje de amar con sufrimiento.
Seguimos en Alicante, hoy pasamos el día con Moisés, sus bebes y sus dos abuelas. Los niños son preciosos y sólo ellos nos arrancaban sonrisas, pero el rostro del padre está cubierto por un velo de tristeza que nada desgarra, a nada que se menciona rompe a llorar.
El sepelio de mi sobrina fue algo imposible de describir con palabras, tan querida y admirada que fue necesario dejar abiertas las puertas de la Capilla para que todos los que acudieron a compartir el duelo con su familia pudieran participar en la Santa Misa, el llanto y las lágrimas no cesaban. Nunca he vivido tanto desgarro... El sacerdote que era el Pater castrense del destino militar de Moisés y que en ningún instante, de noche y día, de la gravedad de su mujer se ha separado de él, mencionó en la homilía el momento duro de la Cruz de aquel "Dios mío, Dios mío...¿Por qué me has abandonado." Equiparando aquel terremoto que ocurrió cuando Cristo murió con el que Moisés estaba sintiendo en su alma. Animando a todos a pensar cómo en la Resurrección se produjo el mismo terremoto que ocurrirá con la resurrección de Goretti y de todos nosotros.
Resaltó, por encima de todo las palabras de Jesucristo en el Evangelio:
"No hay amor más grande que el que da la vida por los amigos" (Juan 15, 9-7)
Goretti ha dado su vida en dos ocasiones en su entrega a la Policía a la que siempre quiso pertenecer y para la que se preparó con intensidad y sacrificio y finalmente entregando la vida por su hija. Este amor grande la ha llevado a la Casa del Padre.
Familia, amigos, conocidos y una nutrida representación de sus compañeros policías, hombres y mujeres, y de los compañeros militares de Moisés, abarrotaban el Tanatorio y lloraban sin reparo alguno. Estando también presentes en el Velatorio y posterior Misa, las máximas autoridades policiales y militares de los destinos del matrimonio.
Al finalizar la Eucaristía, el Capellán comunicó el anuncio del Arzobispo Castrense de que había celebrado una Misa por Goretti, de la que se acordaba perfectamente porque fue quien les impartió a los dos el Sacramento de la Confirmación poco antes de su matrimonio, del que se cumplirá un año el próximo mes de mayo.
Pero de todo este breve resumen que os dejo, lo que más me ha llegado al alma es lo que hoy nos dijo nuestro querido, queridísimo sobrino, Moisés, cuando le alentábamos a tener mucha fe en Dios. Su respuesta fue:
"Tengo que tenerla si quiero volver a verla algún día."